miércoles, 23 de marzo de 2011

Creo en la Santa Iglesia Católica, en la de ayer y en la actual


Los documentos del sagrado Concilio Vaticano II han de ser íntegramente recibidos por todos los hijos de la Iglesia. El Concilio puede y debe ser interpretado en todos sus textos a la luz de la Tradición eclesial. Otra cosa es que cada uno de nosotros en todos y cada uno de los temas que trata sea capaz mentalmente de lograr esa homogénea continuidad de interpretación. Se comprende que alguno tenga dificultades para aceptar ciertos textos, si a su entender son contradictorios con anteriores enseñanzas de la Iglesia.

Sobre este problema, una primera afirmación. Bajo el auxilio de la gracia, nuestra fe nace y se mantiene porque le creemos a Dios y porque le creemos a la Iglesia, Mater et Magistra, que nos habla en su nombre. Y en este sentido, nuestra fe en la Iglesia es el fundamento de la fe que prestamos a todas las verdades de la doctrina católica. Por eso Santo Tomás hace notar que quien considera la enseñanza de la Iglesia regla infalible para la fe recibe incondicionalmente todo lo que ella enseña. Si negara una sola de sus enseñanzas, negaría con eso su fe en la Iglesia, y por tanto ya propiamente no tendría sobre las otras verdades católicasfe, sino opinión (Suma Teológica II-II, 5,3).

Y sigo considerando el problema, esta vez recordando un caso concreto de grave conflicto mental.

Clemens Von Brentano escribe que la Beata Ana Catalina Emmerick, según ella le contó, "por espacio de mucho tiempo tuvo la costumbre de tratar con Dios de por qué no convierte a los grandes pecadores y por qué castiga eternamente a los que no se convierten. Decía a Dios, que no sabía cómo podía ser así, pues esto era contra su divina naturaleza; que convirtiéndolos ejercitaría su bondad, ya que nada le costaba convertir a los pecadores, los cuales estaban bajo su mano; que debía acordarse de lo que Él y su amado Hijo habian hecho por ellos, pues su Hijo había derramado su sangre y había dado su vida en la cruz; y de lo que Él mismo ha dicho en la Sagrada Escritura acerca de su bondad y misericordia y de las promesas que ha hecho. Si el Señor no es fiel a su palabra, ¿cómo puede pedir a los hombres que cumplan la suya?".

"El señor Lambert [su director espiritual, anciano sacerdote], a quien ella le dijo estas cosas, le repuso diciendo: 'Poco a poco, que vas damasiado lejos'. Después vio ella que eso debía ser así como Dios lo tiene dispuesto' ".

El conflicto mental de la Beata es gravísimo. Téngase en cuenta que en su citado caso la aparente inconciliabilidad de verdades se produce nada menos que entre una Palabra divina y otra Palabra también divina. En la mente de la Beata Ana Catalina (ratio fide illustrata) el principio de contradicción le exige inexorablemente negar la posibilidad de un infierno eterno. Y ella consiguientemente, con toda humildad y reconociendo la extrema falibilidad de la mente humana, suspende el juicio en ese tema, aceptando sin más lo que Dios mismo enseña sobre el infierno y propone la Iglesia docente.

Sigamos el ejemplo del sacerdote Lambert. Y digámosle al cristiano que en algún punto de la enseñanza del Vaticano II no alcanza a ver su posible conciliación con anteriores enseñanzas de la misma Iglesia: "Primero de todo, usted afirme, confirme y firme todo lo que la Iglesia enseña. Y trate después de ayudar el acto intelectual de su razón-fe, pidiendo luz a Dios y discurriendo como pueda, para lograr la conciliación de dos enseñanzas que ahora se le muestran como contradictorias. Si con el favor de Dios usted solo o con ayudas de otros llega a hacerse posible ese acto de la mente, perfecto. Si no, tendrá que suspender el juicio, prohibiéndose pensar en ese tema, porque ya ve usted que no es capaz de pensar sobre esa cuestión según la enseñanza de la Iglesia. Está claro que usted no debe consentir en ningún pensamiento que niegue o ponga en duda la ortodoxia de una enseñanza unánimemente acordada en un Concilio. Y menos aún debe negar en público su veracidad".

"Creo en la santa Iglesia Católica"
(artículo 9º del Credo). Ya sé que sobre este problema hay muchas obras escritas, algunas en varios tomos. Creo, sin embargo, que estas sencillas consideraciones son verdaderas, y que la fe que afirmo tiene fuerza para ayudar a resolver cualquier conflicto que impide el avance del ecumenismo hacia la perfecta unidad de la Iglesia en fe, caridad eclesial y obediencia. Antes de todo análisis de una doctrina de la Iglesia debe afirmarse la fe en la Iglesia, en la de ayer y en la actual.

Por el contrario, si se pretende situar en primer lugar "las cuestiones doctrinales" (sobre la presencia eucarística, la gracia y la libertad, el sacerdocio ministerial y el común, la libertad religiosa en los Estados, la posibilidad del infierno, los anticonceptivos, la ordenación sacerdotal de mujeres, etc.), se pone entonces el acuerdo doctrinal como "condición previa" para llegar a la plena comunión con la Iglesia actual, la de Benedicto XVI y del sagrado Concilio Vaticano II, ecuménico XX. Pero de ese modo se invierte el orden, y la fe en la Iglesia no es la causa de la fe que se presta a sus enseñanzas. El "creo en la Santa Iglesia Católica" debe afirmarse en primer lugar, incondicionalmente, ya que toda nuestra fe se apoya en la Roca de Pedro, que es infalible.

José María Iraburu, sacerdote

Origen, desarrollo y actualidad de la cuestión lefebvrista

Con un Decreto de la Congregación para los Obispos, Benedicto XVI decidió revocar la excomunión que pesaba sobre cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X, popularmente conocidos como lefebvristas, el 21 de enero de 2009 (aunque se hizo público el día 24 del mismo mes y año).

El hecho halló amplia acogida en la prensa escrita, digital, de radio y de televisión mundial. Pero, ¿cuál sigue siendo el problema de fondo en este grupo particular? ¿Cuál es la historia de la Fraternidad y el origen histórico del conflicto? ¿Cómo se llegó a la excomunión y cuáles han sido los pasos de acercamiento mutuo entre la Fraternidad y la Santa Sede? Por último, ¿qué consecuencias se derivan del gesto de generosidad y buena voluntad del Papa?

I. Los orígenes del “problema”. Un poco de historia

El Concilio Vaticano II (1962-1965, convocado por el Papa Juan XXIII y clausurado por el Papa Pablo VI), fue un “poner al día” la relación entre la Iglesia y la sociedad contemporánea. ¿Su fin? Hacer conscientes a cada uno de sus deberes, robustecer la fe de los creyentes con nuevas fuerzas permaneciendo en la unidad y promover la santidad de los hijos de la Iglesia, difundir la verdad (Cf. Juan XXIII, Humanae Salutis, bula de indicción del S.S. Concilio Ecuménico Vaticano II, no. 4 y 7).

El Concilio redactó numerosos decretos, constituciones y declaraciones que, desde la fidelidad y en continuidad con el depósito milenario de la fe, ponían en práctica esa actualización (se pueden consultar íntegramente los documentos del Concilio Vaticano II en http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/index_sp.htm).

Todos esos documentos fueron ratificados y apoyados por la amplia mayoría de los obispos del mundo que participaron en el Concilio. Uno de esos obispos fue Monseñor Marcel Lefebvre (1905-1991), titular, por entonces, de la diócesis francesa de Tulle y arzobispo honorífico de Synnada, en Siria.

Originario de Tourcoing, Francia, Marcel Lefebvre obtuvo el doctorado en teología y fue ordenado sacerdote en 1929. En 1932 ingresó a los padres del Espíritu Santo y trabajó como misionero en Gabón. En 1947 fue nombrado obispo, en 1948 delegado apostólico y, de 1955 a 1962, arzobispo de Dakar, Senegal. Al trabajo de Monseñor Lefebvre, durante ese periodo, se debe la institución de 21 nuevas diócesis en África.

A inicios de la década de los 60´s, Monseñor Lefebvre fundó la Caetus Internationalis Patrum (Reunión Internacional de Sacerdotes), un grupo caracterizado por su talante conservador, pero en 1968 dimitió del cargo de general ante la oposición que estaba encontrando dentro de su misma fundación. En 1969 erigió el seminario san Pío X y en 1970 la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, en Écône, Suiza.

Ya durante el Concilio Vaticano II, Lefebvre se mostró contrario a la redacción y publicación de Constituciones como la Lumen Gentium, sobre la Iglesia en el mundo actual, y a la Sacrosanctum Concilium, sobre la liturgia. También se manifestó escéptico respecto a la Declaración Nostra Aetate, sobre la relación de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas, y a la Dignitas Humanae, sobre la libertad religiosa. No obstante, firmó todos los documentos.

Son más o menos conocidos los abusos que, después del Concilio Vaticano II, se sucedieron en no pocas partes del mundo católico. La inadecuada interpretación de los documentos propició una práctica incorrecta de los mismos, no obstante las líneas guías que el Magisterio ofreció para la ortodoxia de la fe y la disciplina en la Iglesia.

Uno de los abusos, acaso de los más visibles, fue el litúrgico. La constatación del hecho motivó a Marcel Lefebvre a identificar esas arbitrariedades como la praxis ordinaria que emanaba del Concilio, con las que él no comulgaba. Al poco tiempo, Lefebvre rechazó de tajo buena parte de las enseñanzas del Concilio Vaticano II por considerarlas fruto del modernismo que, precisamente, Pío X (1835-1914), había condenado en la Encíclica Pascendi (carta encíclica sobre las doctrinas modernistas, del 8 de septiembre de 1907). Lefebvre también cuestionó algunos actos de gobierno de los Papas Pablo VI y Juan Pablo II.

II. El motivo de la excomunión de 1988 y el punto medular del problema

Conocido el contexto, ¿qué motivó y cómo se llegó a la excomunión de Mons. Lefebvre y de los otros obispos de la Fraternidad? ¿Cómo individuar y comprender en pocas palabras la raíz del problema en esta situación particular?

Ante todo, conviene señalar que la actitud de Monseñor Lefebvre fue contestada con numerosos gestos de cercanía, caridad y buenas disposiciones por parte de la Santa Sede. Sin embargo, el talante de Lefebvre persistió y, el 27 de octubre de 1975, el cardenal Jean Villot dirigía una carta a Mons. Lefebvre sobre la “Supresión canónica de la Fraternidad San Pío X” (Cf. Enchiridion Vaticanum, Volume S1, Documenti della Santa Sede (Omissa 1962-1987), nn. 585 ss.). En 1976, el Papa Pablo VI suspendió “a divinis” a Monseñor Lefebvre aunque éste siguió celebrando los sacramentos y no acató la supresión de la Fraternidad.

En 1987, el Papa Juan Pablo II nombró un visitador canónico para la Fraternidad, el cardenal Gagnon. Ante las constataciones del visitador, y con el objetivo de evitar un cisma, Juan Pablo II escribió una carta al entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger (8 de abril de 1988, en Enchiridion Vaticanum, Volume 11, Documenti della Santa Sede (1988-1989), nn. 535 ss.) para que se llegara a una solución del conflicto.

Entre el 12 y el 15 de abril de 1988, la Fraternidad y la Congregación para Doctrina de la Fe tuvieron encuentros que alcanzaron, el 5 de mayo del mismo año, la firma de un protocolo de carácter doctrinal, el proyecto de un dispositivo jurídico y medidas para regular la situación de canónica de la Fraternidad y de las personas relacionadas con ella.

En la primera parte de ese protocolo, a nombre propio y de la Fraternidad, Monseñor Lefebvre declaraba: 1) fidelidad a la Iglesia y al Papa, 2) aceptar la doctrina de la Lumen Gentium, 3) evitar polémicas a propósito del Magisterio del Concilio Vaticano II y la autoridad del Papa, 4) reconocer la validez de la misa según las nuevas disposiciones litúrgicas de Pablo VI y Juan Pablo II, y 5) respetar la disciplina de la Iglesia y las leyes eclesiásticas.

En la segunda parte del protocolo, la Santa Sede garantizaba: 1) una continuidad y reconocimiento de la Fraternidad, 2) facultad para usar los libros litúrgicos previos a la reforma conciliar, 3) la creación de una comisión compuesta por miembros de la curia romana y de la Fraternidad, 4) nombrar a un obispo para que siguiera de cerca a la Fraternidad.

Días más tarde, el 6 de mayo de 1988, el obispo Lefebvre dirigió una carta al cardenal Ratzinger pidiendo la consagración episcopal de un miembro de la Fraternidad para el 30 de junio del mismo año. En el texto añadía que, en caso de ser denegado el permiso, se vería impelido a proceder en conciencia.

El 24 de mayo de 1988, Lefebvre y Ratzinger se encontraron en Roma. El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe comunicó al líder de la Fraternidad la anuencia del Papa Juan Pablo II para proceder a la ordenación episcopal, pero para el 15 de agosto del mismo año, no para el 30 de junio. En otra carta a Joseph Ratzinger, Lefebvre insistió en la fecha que él proponía y amenazó con proceder si no se le atendía.

Posiblemente, una de las cartas personales más conmovedoras de todo el pontificado de Juan Pablo II, sea la que envío a Monseñor Lefebvre el 9 de junio de 1988. Con miras a evitar un cisma, el Sumo Pontífice invitaba a renunciar a la consagración sin el asentimiento papal: “no sólo le invito a esto –decía el texto–, más aún, se lo pido por las llagas de Cristo nuestro Redentor, en el nombre de Cristo quien, la vigilia de su Pasión, oró por sus discípulos `para que todos sean uno´”.

Todavía el 17 de junio de 1988, el Prefecto de la Congregación para los Obispos, cardenal Bernardin Gantin, hizo un monitum público donde llamaba la atención a Monseñor Lefebvre previendo el cisma.

El 30 de junio de 1988, Monseñor Marcel Lefebvre ordenaba, sin autorización del Papa, a Bernard Fellay (actual superior de la Fraternidad), Bernard Tiisier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta.

El 1 de julio de 1988, el cardenal Bernardin Gantin publicó el decreto de excomunión para Lefebrve, los cuatro nuevos obispos y para Monseñor Antonio de Castro Mayer (obispo brasileño que fungió como co-consagrante).

Juan Pablo II, en la Carta Apostólica Ecclesia Dei (2 de julio de 1988) ofrecía la síntesis de la causa del problema por parte de los lefebvristas, que culminaba con la desobediencia en la consagración episcopal: “La raíz del acto cismático –escribía el Papa– se puede individuar en una imperfecta y contradictoria noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición, que –como enseña claramente el Concilio Vaticano II– arranca originalmente de los Apóstoles, va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón, cuando comprenden internamente los misterios que viven, cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad”.

Y continúa: “Pero es sobre todo contradictoria una noción de Tradición que se oponga al Magisterio universal de la Iglesia, el cual corresponde al Obispo de Roma y al Colegio de Obispos. Nadie puede permanecer fiel a la Tradición si rompe los lazos y vínculos con aquel a quien el mismo Cristo, en la persona del Apóstol Pedro, confió el ministerio de la unidad de su Iglesia (cf. n. 4)”.

El mismo 1988 se constituyó, como ulterior respuesta de cercanía del Papa, la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, un organismo vaticano para mantener el contacto con los lefebvristas y tratar de re-encauzarlos a la Iglesia católica.

III. Los pasos de acercamiento

El paso de la revocación de la excomunión del pasado día 21 de enero de 2009, es el resultado de una trayectoria precisa de acercamiento mutuo entre la Santa Sede y la Fraternidad San Pío X, sobre todo tras la muerte de Monseñor Marcel Lefebvre acaecida en 1991.

Con motivo del jubileo del año 2000, un significativo grupo de lefebvristas acudieron en peregrinación a Roma. Cinco años después, el 29 de agosto de 2005, Benedicto XVI recibía en audiencia al líder actual de la Fraternidad San Pío X, Monseñor Bernard Fellay. El encuentro, que tuvo lugar en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, respondía a una petición explícita de Fellay.

Días antes, en entrevista concedida por Monseñor Fellay a la agencia de prensa de la misma Fraternidad, DICI, con ocasión de los primeros tres meses del pontificado de Benedicto XVI, Fellay anunció qué pediría al Romano Pontífice: la posibilidad de que todos los sacerdotes, en todo lugar, pudieran celebrar la misa según el misal tridentino (anterior al Concilio Vaticano II), sin tener que pedir permiso al obispo local, y retractar el decreto de excomunión a los cuatro obispos.

El 7 de julio de 2007, Benedicto XVI publicaba el documento Summorum Pontificum, sobre la liturgia romana anterior a la reforma de 1970; con él se posibilitaba la celebración de la misa de acuerdo al misal vigente hasta antes de la reforma litúrgica tras el Concilio. La liberalización de la liturgia tridentina (llamada así por remontarse al Concilio de Trento, 1545-1563) fue bien recibida en la Fraternidad.

Las peticiones de Fellay estaban siendo atendidas, pero, no sin razón, en junio de 2008, el cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, recomendó a Monseñor Fellay empeñarse en los siguientes puntos 1) una respuesta proporcionada a la generosidad del Papa, 2) evitar toda intervención pública que no respetase la figura del Santo Padre y que pudiera ser negativa a la caridad eclesial, 3) evitar la pretensión de un Magisterio superior al del Papa, 4) poner a la Fraternidad en contraposición de la Iglesia, y 5) demostrar la voluntad de actuar honestamente en la plena caridad eclesial respetando la autoridad del Vicario de Cristo.

El mismo Bernard Fellay, en una entrevista concedida a Vittorio Messori y recogida por el periódico español La Razón (cf.11.07.2007), aseguraba que el hecho no era un paso “sino un salto de peso histórico”. Quedaba pendiente la cuestión de la excomunión, pero llegó dos años después. ¿Intervención de la Virgen de Lourdes? Parece ser que sí.

En 2008, los cuatro obispos de la Fraternidad San Pío X hicieron una peregrinación al santuario mariano de Lourdes, en Francia. Durante la misma, instaron a los fieles vinculados a la Fraternidad a rezar un millón setecientos mil Rosarios para que les fuese quitada la excomunión.

La oración fue acompañada de una carta de Monseñor Bernard Fellay, del 15 de diciembre de 2008, dirigida al Papa Benedicto XVI; en esa misiva se pedía explícitamente la revocación de la excomunión. En la misma carta expresaba: “estamos fervorosamente determinados en voluntad de ser y permanecer católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia católica romana. Nosotros aceptamos todas sus enseñanzas con ánimo filial. Creemos firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas y por ello nos hace sufrir tanto la actual situación (entonces todavía de excomulgados, ndr)”.

El Decreto de la Congregación para los Obispos, firmado por el cardenal Giovanni Battista Re, con el que se pone fin a la excomunión, expresa claramente el deseo de “consolidar las relaciones de recíproca confianza, intensificar y hacer más estables las relaciones de la Fraternidad San Pío X con la Sede Apostólica […] Desea que este paso sea seguido por la realización de la plena comunión con la Iglesia de toda la Fraternidad, testimoniando así auténtica fidelidad y un verdadero reconocimiento del Magisterio y de la autoridad del Papa, con la prueba de la unidad visible”.

Por su parte, en un comunicado del superior general de la Fraternidad del día 24 de enero de 2009, el obispo Fellay expresaba su “gratitud filial al Santo Padre por este acto que, más allá de la Fraternidad San Pío X, representará un beneficio para toda la Iglesia”.

Y continuaba: “Nuestra Fraternidad desea poder ayudar siempre al Papa para remediar la crisis sin precedentes que sacude actualmente al mundo católico, y que el Papa Juan Pablo II había calificado como un estado de `apostasía silenciosa´”.

IV. Las implicaciones al revocar la excomunión. ¿El camino hacia una prelatura personal?

Después de todos estos pasos, de haber llegado hasta este punto, ¿qué queda?

El mismo decreto de revocación de la excomunión prevé reuniones entre ambas partes –la Santa Sede y la Fraternidad– de modo que se pueda llegar a soluciones de fondo respecto a las dificultades que todavía quedan en pie.

De hecho, el mismo comunicado del obispo Fellay, hacia el final, expresa claramente que “en este nuevo ambiente, tenemos la firme esperanza de arribar pronto a un reconocimiento de los derechos de la tradición católica”.

¿Podemos hablar entonces de un remedio momentáneo de forma pero no de fondo? Al parecer sí. De suyo, como escribía el periodista Andrea Tornelli en el diario italiano Il Giornale (cf. 22.01.2009), queda pendiente un acuerdo sobre el estatuto jurídico de la Fraternidad San Pío X dentro de la Iglesia Católica.

Según datos de la misma Fraternidad, ésta cuenta actualmente con 481 sacerdotes, 90 hermanos laicos, 206 religiosas, 6 seminarios, 117 prioratos, 82 colegios, 6 institutos universitarios, 450 lugares de culto en 62 países, y medio millón de adeptos, por lo que regularizar su situación en la Iglesia es prioritaria.

Algunos canonistas han llegado a pensar que la Fraternidad podría constituirse en “prelatura personal” a tenor de lo expresado en los números 294 a 297 del Código de Derecho Canónico. Con esta figura, la Fraternidad podría tener un obispo propio y los miembros que pertenecen a la Prelatura tendrían que ser los clérigos que están incardinados a ellas. Actualmente, la única prelatura personal en la Iglesia es el Opus Dei.

¿Y los fieles? “Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de cooperación orgánica y los principales deberes y derechos ajenos a ella” (Cf. Código de Derecho Canónico, n. 296). O bien, los fieles se beneficiarían a través de “parroquias personales”. Esto lo permite el canon 518 del mismo Código. ¿La causa justa y el criterio objetivo? Querer participar de la celebración de la misa en el rito tridentino. De hecho, este mismo criterio aplica ya para la “diócesis personal” como ocurre con los Ordinariatos Militares (cfr. Código de Derecho Canónico n. 372 § 2).

Así pues, por una parte queda “solucionada” la excomunión de los obispos pero persiste la necesidad de reconocer, dentro de la Iglesia católica, a la Fraternidad dándole un lugar.

Si bien con los protocolos del 5 de mayo de 1988, suscritos por Ratzinger –de parte de la Santa Sede– y Lefebvre –a nombre de la Fraternidad– se preveía la erección de la Hermandad Sacerdotal San Pío X como sociedad de vida apostólica de derecho pontificio (con estatutos de acuerdo a los cánones 731 y 746 del Código de Derecho Canónico), incluso con algunas exenciones en cuanto al culto público, cura de almas y actividades apostólicas, el cisma y la excomunión dejaron sin efecto el documento firmado. Por tanto, persiste la supresión canónica de la Fraternidad que data del 27 de octubre de 1975.

Los lefebvristas han insistido siempre en el hecho de que la liturgia actual es la expresión de una orientación inaceptable que emana del Concilio Vaticano II. Todo parece indicar que, además de abordar este punto, las reuniones de las comisiones mixtas tratarán de inmediato el lugar de la Fraternidad en la Iglesia. Ciertamente, y no se puede ocultar, ahora hay un clima distinto que promete para el bien de la unidad en la única Iglesia de Jesucristo.

El autor agradece la asesoría de los sacerdotes Fernando Pascual y Eduardo Aranda en las matizaciones teológicas y canónicas de este artículo.

Jorge Enrique Mújica, L.C.

El director de «Encontrarás dragones», su agnosticismo, el Opus Dei y Escrivá de Balaguer

El director de ´La Misión´ tiene nueva película: ´Encontrarás dragones´. Ganador de la Palma de Oro en Cannes y dos veces nominado al Oscar, Roland Joffé presenta esta historia sobre un periodista que investiga unos acontecimientos acaecidos durante la Guerra Civil española que tuvieron como protagonista a Josemaria Escrivá de Balaguer.
En diálogo con los internautas de El Mundo.es Joffé respondió a preguntas sobre su fe, la película y el Opus Dei, la figura de san Josémaría Escrivá de Balaguer…
1. ¿Cómo valoraría la experiencia de haberse adentrado en la historia reciente de España y de un personaje tan del siglo XX como Escrivá de Balaguer?
- Ha sido algo que realmente me ha hecho pensar mucho.
2. Señor Joffé: He leído que usted es agnóstico. La experiencia de haber dirigido esta película, ¿le ha acercado a Dios? ¿Ha cambiado la opinión que podía tener sobre el fundador del Opus Dei después de conocer su vida?
- Sí, veo a Escrivá de una manera distinta. Conocía muy poco de él antes de hacer la película. Tampoco sabía mucho del Opus Dei. Tenía una idea superficial. A medida que fui investigando, eso cambió. Obviamente, en lo que a mí se refiere, mis creencias religiosas no son lo importante. Para mí, lo más importante es el respeto que ahora tengo hacia las creencias religiosas de los demás. También he tenido que abandonar muchas opiniones superficiales de lo que significa la experiencia religiosa y la religión en sí.
3. ¿Cómo llegó a un titular tan sugerente: “Encontrarás dragones”?
- El título se basa en algo que es históricamente cierto, que es que en la Edad Media cuando se hacían mapas, cuando llegaban a territorios que no se habían explorado, territorios desconocidos, escribían "Aquí hay dragones". Los dragones representaban lo desconocido y lo misterioso. Por tanto, podemos decir que todos tenemos dragones con los que podemos luchar. Esos dragones pueden ser temores, la ira, complejos de inferioridad, el orgullo
4. Tal y como esta el auge de la pirateria, ¿es rentable seguir haciendo peliculas? ¿Que se le pasa por la mente cuando ve su pelicula colgada en internet? Gracias y mucha suerte.
- Creo que desde luego merece la pena seguir con el proceso creativo. Hay una escala que se puede conseguir en el cine que vale la pena mantener. Y lo más importante es que hay un grupo de personas que ven esa película juntos. Esa experiencia emocional es muy importante y tiene gran poder. Por otra parte, Internet es muy interesante y valioso, pero Internet consigue distintas relaciones psicológicas entre personas.
5. En sus pases previos de "Encontrarás Dragones" ¿como reacciona el diferente tipo de público ante la maldad y la bondad humana que por lo que he leído se retratan en su última cinta?
- No se puede separar a un hombre de su contexto histórico. Debemos recordar que el momento más importante en su vida, en lo que se refiere a su formación, ocurrió durante la Guerra Civil española. Cuando uno ve la película no solo ve a Escrivá sino la España de esa época.
6. ¿Cuál es la escena o secuencia de la película There be dragons de la que se siente más satisfecho, y por qué?
- Es una pregunta muy difícil. Es como preguntar a un padre cuál es su hijo favorito. Esto no significa que no me gusten igual todas las escenas de la película, pero una escena muy emotiva es la charla entre Josemaría y sus díscipulos después de ver a un cura asesinado. Creo que la interpretación de los actores en esa escena es maravillosa. Podría decirse que es el corazón de la película, el momento en que todos tienen que enfrentarse a lo mejor y a lo peor de la humanidad. Y los jóvenes tienen que luchar para mantener su humanidad.
7. ¿El Opus Dei le ha sugerido meter escenas o a eliminar alguna? ¿Se ha visto forzado en algun momento por miembros del Opus Dei que han financiado la pelicula?
- No. Justo lo contrario. Los productores me dijeron que yo tenía la responsabilidad de lo que se decía en la película. La responsabilidad es abrumadora, pero inevitable. No hay ninguna escena que haya tenido comentario o opinión de alguien del Opus Dei. De todas formas, no sé qué conoces del Opus Dei. Recuerda que el Opus Dei no tiene una opinión institucional. El Opus Dei no es una instituación en ese sentido, cada persona que pertenece a esa asociación amplia es responsable de sus propios actos y opiniones. El Opus Dei no ha financiado la película. Hay miembros del Opus Dei que han invertido en la película como individuos particulares porque querían honrar a Josemaria Escrivá, porque creían que era una buena historia o porque querían ganar dinero. Cada inversor tiene sus razones para poner dinero para una película. Creo que fueron muy valientes porque no sabían qué es lo que iba a hacer.
8. ¿Qué recuerdo se lleva del personaje Josemaria Escrivá?
- Sobre todo su sentido del humor, su amor por la vida, su amor por la gente. Creo que realmente amaba a la gente. Tenía una especie de diario donde apuntaba cosas durante la Guerra Civil, guardado en la Embajada de Honduras, y es muy conmovedor lo que escribe. Estaba luchando con sus propias dudas, lo que se puede esperar en una guerra, se preguntaba dónde estaba Dios. Pero escribe algo muy bonito acerca de los jóvenes con los que estaba trabajando: "Algunos de ellos están tomando decisiones que creo que están equivocados, pero sus sus propias elecciones y se les tiene que permitir elegir lo que quieran, independientemente de lo que piense". Ahí se ve su amor por los jóvenes. Siempre me quedaré con eso.
9. En primer lugar, gracias por su cine que es una maravilla. Según he leído su película presenta dos personales contrapuestos: un tal Manuel y Escrivá de Balaguer. En otras películas suyas ha usado el mismo recurso de enfrentar a dos personajes: ¿lo hace por que es un buen medio para dar un mensaje o bien para ensalzar a uno de los personajes?
- Ambas cosas. Es una muy buena pregunta. Hay una expresión en inglés escrita por el poeta John Donne que dice "Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo. Todo hombre es un fragmento del continente, una parte del conjunto". Es necesario representar a las personas en su contexto, el contexto suelen ser otras personas. Podríamos llamarlo geografía personal en lugar de geografía física.
10. ¿Por qué dice que no aspira al Oscar?
- El Oscar un reconocimiento muy bonito, pero no debe convertirse en el objetivo del trabajo de un director. La meta de uno debe ser la verdad y contar una buena historia con grandes personajes y momentos. Eso en sí es recompensa suficiente.
11. ¿En qué países vas a proyectar la película?
- En todo el mundo.
12. Enhorabuena, Roland. He visto la película en un pase previo y me ha encantado. ¿Cuál de los personajes de la película te refleja mejor?
- Una pregunta muy penetrante. Me encantaría decir que es Josemaría, pero probablemente no lo sea. Podría ser Manolo, pero creo que sus experiencias sus muy diferentes a la mía. Creo que sería Ildico, aunque sea mujer tiene una inocencia acerca de la vida, una inocencia que ojalá no tuviese yo, pero es algo psicológicamente innato e inevitable para mí.
13. ¿Qué dice a quienes dudan de que su respeto al cristianismo, y más concretamente a Josemaría, sea imparcial?
- Tienen razón. Es imposible abordar algo de forma completamente imparcial. Cada uno tiene que escoger un sesgo. Yo escogí centrarme en los seres humanos como seres humanos, no como expresiones de las interpretaciones ideológicas. Mi sesgo es el de la humanidad de todos los seres humanos.
14. Las personas que no tengan relación con el Opus Dei o no estén familiarizados con la religión, ¿disfrutarán de esta película? ¿cree que les quedarán cabos sueltos? Gracias, Ana.
- Sí, por supuesto que lo disfrutarán. Yo no soy religioso ni estoy relacionado con el Opus Dei. Me centro en los seres humanos. Lo que he descubierto es fascinante. Y uno de los héroes de la película es un ateo.
15. De verdad, me ha impresionado que usted que es agnóstico haya hecho una película así, ¿cómo lo ha podido hacer?. Es muy impresionante. Es un gran ejemplo para mucha gente. Se lo agradezco. Otra pregunta, ¿quiso cambiar el guión en algún momento? ¿lo hizo?
- Sí, eso ocurre constantemente. El guión es como un mapa. Pero una vez reúnes a los actores y tienes la escena delante de ti, las cosas cambian. Otra cosa que debemos recordar acerca de hacer una película es que hay tres momentos clave. El guión es la idea inicial. El rodaje supone recoger todos los requisitos necesarios para llegar a esa idea, recoge todass las imagenes que el guión exige. Pero realmente es en la sala de montaje donde la película toma forma. Allí es donde tenemos que ver cómo aquello que tienes en la mente se traduce en la realidad. Puedes jugar con la estructura, líneas, equilibrio... Hay cosas que eliminas porque hay demasiado énfasis, intentas clarificar cosas que no están del todo clara y si tienes un productor fuerte, como debería ser, luchas contra contra tu instinto natural de no mostrárselo a nadie y empiezas a hacer pruebas. La idea es hacer la historia cada vez más clara, más eficiente y más emotiva.
Despedida
Quisiera dar las gracias por estar conmigo, por tantas buenas preguntas. Me encanta esta película y me encantaría que la vierais, es una forma de seguir conversando. Espero que sintáis que estoy compartiendo algo que amo profundamente con vosotros, que puede ser entretenido y valor para los espectadores. Muchas gracias.

El director de «Encontrarás dragones», su agnosticismo, el Opus Dei y Escrivá de Balaguer

El director de ´La Misión´ tiene nueva película: ´Encontrarás dragones´. Ganador de la Palma de Oro en Cannes y dos veces nominado al Oscar, Roland Joffé presenta esta historia sobre un periodista que investiga unos acontecimientos acaecidos durante la Guerra Civil española que tuvieron como protagonista a Josemaria Escrivá de Balaguer.
En diálogo con los internautas de El Mundo.es Joffé respondió a preguntas sobre su fe, la película y el Opus Dei, la figura de san Josémaría Escrivá de Balaguer…
1. ¿Cómo valoraría la experiencia de haberse adentrado en la historia reciente de España y de un personaje tan del siglo XX como Escrivá de Balaguer?
- Ha sido algo que realmente me ha hecho pensar mucho.
2. Señor Joffé: He leído que usted es agnóstico. La experiencia de haber dirigido esta película, ¿le ha acercado a Dios? ¿Ha cambiado la opinión que podía tener sobre el fundador del Opus Dei después de conocer su vida?
- Sí, veo a Escrivá de una manera distinta. Conocía muy poco de él antes de hacer la película. Tampoco sabía mucho del Opus Dei. Tenía una idea superficial. A medida que fui investigando, eso cambió. Obviamente, en lo que a mí se refiere, mis creencias religiosas no son lo importante. Para mí, lo más importante es el respeto que ahora tengo hacia las creencias religiosas de los demás. También he tenido que abandonar muchas opiniones superficiales de lo que significa la experiencia religiosa y la religión en sí.
3. ¿Cómo llegó a un titular tan sugerente: “Encontrarás dragones”?
- El título se basa en algo que es históricamente cierto, que es que en la Edad Media cuando se hacían mapas, cuando llegaban a territorios que no se habían explorado, territorios desconocidos, escribían "Aquí hay dragones". Los dragones representaban lo desconocido y lo misterioso. Por tanto, podemos decir que todos tenemos dragones con los que podemos luchar. Esos dragones pueden ser temores, la ira, complejos de inferioridad, el orgullo
4. Tal y como esta el auge de la pirateria, ¿es rentable seguir haciendo peliculas? ¿Que se le pasa por la mente cuando ve su pelicula colgada en internet? Gracias y mucha suerte.
- Creo que desde luego merece la pena seguir con el proceso creativo. Hay una escala que se puede conseguir en el cine que vale la pena mantener. Y lo más importante es que hay un grupo de personas que ven esa película juntos. Esa experiencia emocional es muy importante y tiene gran poder. Por otra parte, Internet es muy interesante y valioso, pero Internet consigue distintas relaciones psicológicas entre personas.
5. En sus pases previos de "Encontrarás Dragones" ¿como reacciona el diferente tipo de público ante la maldad y la bondad humana que por lo que he leído se retratan en su última cinta?
- No se puede separar a un hombre de su contexto histórico. Debemos recordar que el momento más importante en su vida, en lo que se refiere a su formación, ocurrió durante la Guerra Civil española. Cuando uno ve la película no solo ve a Escrivá sino la España de esa época.
6. ¿Cuál es la escena o secuencia de la película There be dragons de la que se siente más satisfecho, y por qué?
- Es una pregunta muy difícil. Es como preguntar a un padre cuál es su hijo favorito. Esto no significa que no me gusten igual todas las escenas de la película, pero una escena muy emotiva es la charla entre Josemaría y sus díscipulos después de ver a un cura asesinado. Creo que la interpretación de los actores en esa escena es maravillosa. Podría decirse que es el corazón de la película, el momento en que todos tienen que enfrentarse a lo mejor y a lo peor de la humanidad. Y los jóvenes tienen que luchar para mantener su humanidad.
7. ¿El Opus Dei le ha sugerido meter escenas o a eliminar alguna? ¿Se ha visto forzado en algun momento por miembros del Opus Dei que han financiado la pelicula?
- No. Justo lo contrario. Los productores me dijeron que yo tenía la responsabilidad de lo que se decía en la película. La responsabilidad es abrumadora, pero inevitable. No hay ninguna escena que haya tenido comentario o opinión de alguien del Opus Dei. De todas formas, no sé qué conoces del Opus Dei. Recuerda que el Opus Dei no tiene una opinión institucional. El Opus Dei no es una instituación en ese sentido, cada persona que pertenece a esa asociación amplia es responsable de sus propios actos y opiniones. El Opus Dei no ha financiado la película. Hay miembros del Opus Dei que han invertido en la película como individuos particulares porque querían honrar a Josemaria Escrivá, porque creían que era una buena historia o porque querían ganar dinero. Cada inversor tiene sus razones para poner dinero para una película. Creo que fueron muy valientes porque no sabían qué es lo que iba a hacer.
8. ¿Qué recuerdo se lleva del personaje Josemaria Escrivá?
- Sobre todo su sentido del humor, su amor por la vida, su amor por la gente. Creo que realmente amaba a la gente. Tenía una especie de diario donde apuntaba cosas durante la Guerra Civil, guardado en la Embajada de Honduras, y es muy conmovedor lo que escribe. Estaba luchando con sus propias dudas, lo que se puede esperar en una guerra, se preguntaba dónde estaba Dios. Pero escribe algo muy bonito acerca de los jóvenes con los que estaba trabajando: "Algunos de ellos están tomando decisiones que creo que están equivocados, pero sus sus propias elecciones y se les tiene que permitir elegir lo que quieran, independientemente de lo que piense". Ahí se ve su amor por los jóvenes. Siempre me quedaré con eso.
9. En primer lugar, gracias por su cine que es una maravilla. Según he leído su película presenta dos personales contrapuestos: un tal Manuel y Escrivá de Balaguer. En otras películas suyas ha usado el mismo recurso de enfrentar a dos personajes: ¿lo hace por que es un buen medio para dar un mensaje o bien para ensalzar a uno de los personajes?
- Ambas cosas. Es una muy buena pregunta. Hay una expresión en inglés escrita por el poeta John Donne que dice "Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo. Todo hombre es un fragmento del continente, una parte del conjunto". Es necesario representar a las personas en su contexto, el contexto suelen ser otras personas. Podríamos llamarlo geografía personal en lugar de geografía física.
10. ¿Por qué dice que no aspira al Oscar?
- El Oscar un reconocimiento muy bonito, pero no debe convertirse en el objetivo del trabajo de un director. La meta de uno debe ser la verdad y contar una buena historia con grandes personajes y momentos. Eso en sí es recompensa suficiente.
11. ¿En qué países vas a proyectar la película?
- En todo el mundo.
12. Enhorabuena, Roland. He visto la película en un pase previo y me ha encantado. ¿Cuál de los personajes de la película te refleja mejor?
- Una pregunta muy penetrante. Me encantaría decir que es Josemaría, pero probablemente no lo sea. Podría ser Manolo, pero creo que sus experiencias sus muy diferentes a la mía. Creo que sería Ildico, aunque sea mujer tiene una inocencia acerca de la vida, una inocencia que ojalá no tuviese yo, pero es algo psicológicamente innato e inevitable para mí.
13. ¿Qué dice a quienes dudan de que su respeto al cristianismo, y más concretamente a Josemaría, sea imparcial?
- Tienen razón. Es imposible abordar algo de forma completamente imparcial. Cada uno tiene que escoger un sesgo. Yo escogí centrarme en los seres humanos como seres humanos, no como expresiones de las interpretaciones ideológicas. Mi sesgo es el de la humanidad de todos los seres humanos.
14. Las personas que no tengan relación con el Opus Dei o no estén familiarizados con la religión, ¿disfrutarán de esta película? ¿cree que les quedarán cabos sueltos? Gracias, Ana.
- Sí, por supuesto que lo disfrutarán. Yo no soy religioso ni estoy relacionado con el Opus Dei. Me centro en los seres humanos. Lo que he descubierto es fascinante. Y uno de los héroes de la película es un ateo.
15. De verdad, me ha impresionado que usted que es agnóstico haya hecho una película así, ¿cómo lo ha podido hacer?. Es muy impresionante. Es un gran ejemplo para mucha gente. Se lo agradezco. Otra pregunta, ¿quiso cambiar el guión en algún momento? ¿lo hizo?
- Sí, eso ocurre constantemente. El guión es como un mapa. Pero una vez reúnes a los actores y tienes la escena delante de ti, las cosas cambian. Otra cosa que debemos recordar acerca de hacer una película es que hay tres momentos clave. El guión es la idea inicial. El rodaje supone recoger todos los requisitos necesarios para llegar a esa idea, recoge todass las imagenes que el guión exige. Pero realmente es en la sala de montaje donde la película toma forma. Allí es donde tenemos que ver cómo aquello que tienes en la mente se traduce en la realidad. Puedes jugar con la estructura, líneas, equilibrio... Hay cosas que eliminas porque hay demasiado énfasis, intentas clarificar cosas que no están del todo clara y si tienes un productor fuerte, como debería ser, luchas contra contra tu instinto natural de no mostrárselo a nadie y empiezas a hacer pruebas. La idea es hacer la historia cada vez más clara, más eficiente y más emotiva.
Despedida
Quisiera dar las gracias por estar conmigo, por tantas buenas preguntas. Me encanta esta película y me encantaría que la vierais, es una forma de seguir conversando. Espero que sintáis que estoy compartiendo algo que amo profundamente con vosotros, que puede ser entretenido y valor para los espectadores. Muchas gracias.

jueves, 17 de marzo de 2011

CARTAS DEL DIABLO A SU SOBRINO (Lewis) XV


XV

Mi querido Orugario:

Por supuesto, había observado que los humanos estaban atravesando un respiro en su guerra europea —¡lo que ingenuamente llaman «La Guerra»!—, y no me sorprende que haya una tregua correlativa en las inquietudes del paciente. ¿Nos conviene estimular esto o mantenerle preocupado? Tanto el temor torturado como la estúpida confianza son estados de ánimo deseables. Nuestra elección entre ellos suscita cuestiones importantes.

Los humanos viven en el tiempo, pero nuestro Enemigo les destina a la Eternidad. Él quiere, por tanto, creo yo, que atiendan principalmente a dos cosas: a la eternidad misma y a ese punto del tiempo que llaman el presente. Porque el presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad. Del momento presente, y sólo de él, los humanos tienen una experiencia análoga a la que nuestro Enemigo tiene de la realidad como un todo; sólo en el presente la libertad y la realidad les son ofrecidas. En consecuencia, Él les tendría continuamente preocupados por la eternidad (lo que equivale a preocupados por Él) o por el presente; o meditando acerca de su perpetua unión con, o separación de, Él, o si no obedeciendo la presente voz de la conciencia, soportando la cruz presente, recibiendo la gracia presente, dando gracias por el placer presente.

Nuestra tarea consiste en alejarles de lo eterno y del presente. Con esto en mente, a veces tentamos a un humano (pongamos una viuda o un erudito) a vivir en el pasado. Pero esto tiene un valor limitado, porque tienen algunos conocimientos reales sobre el pasado, y porque el pasado tiene una naturaleza determinada, y, en eso, se parece a la eternidad. Es mucho mejor hacerles vivir en el futuro. La necesidad biológica hace que todas sus pasiones apunten ya en esa dirección, así que pensar en el futuro enciende la esperanza y el temor. Además, les es desconocido, de forma que al hacerles pensar en el futuro les hacemos pensar en cosas irreales. En una palabra, el futuro es, de todas las cosas, la menos parecida a la eternidad. Es la parte más completamente temporal del tiempo, porque el pasado está petrificado y ya no fluye, y el presente está totalmente iluminado por los rayos eternos. De ahí el impulso que hemos dado a esquemas mentales como la Evolución Creativa, el Humanismo Científico, o el Comunismo, que fijan los afectos del hombre en el futuro, en el corazón mismo de la temporalidad. De ahí que casi todos los vicios tengan sus raíces en el futuro. La gratitud mira al pasado y el amor al presente; el miedo, la avaricia, la lujuria y la ambición miran hacia delante. No creas que la lujuria es una excepción. Cuando llega el placer presente, el pecado (que es lo único que nos interesa) ya ha pasado. El placer es sólo la parte del proceso que lamentamos y que excluiríamos si pudiésemos hacerlo sin perder el pecado; es la parte que aporta el Enemigo, y por tanto experimentada en el presente. El pecado, que es nuestra contribución, miraba hacia delante.

Desde luego, el Enemigo quiere que los hombres piensen también en el futuro: pero sólo en la medida en que sea necesario para planear ahora los actos de justicia o caridad que serán probablemente su deber mañana. El deber de planear el trabajo del día siguiente es el deber de hoy; aunque su material está tomado prestado del futuro, el deber, como todos los deberes, está en el presente. Esto es ahora como partir una paja. Él no quiere que los hombres le den al futuro sus corazones, ni que pongan en él su tesoro. Nosotros, sí. Su ideal es un hombre que, después de haber trabajado todo el día por el bien de la posteridad (si ésa es su vocación), lava su mente de todo el tema, encomienda el resultado al Cielo y vuelve al instante a la paciencia o gratitud que exige el momento que está atravesando. Pero nosotros queremos un hombre atormentado por el futuro: hechizado por visiones de un Cielo o un Infierno inminente en la tierra —dispuesto a violar los mandamientos del Enemigo en el presente si le hacemos creer que, haciéndolo, puede alcanzar el Cielo o evitar el Infierno—, que dependen para su fe del éxito o fracaso de planes cuyo fin no vivirá para ver. Queremos toda una raza perpetuamente en busca del fin del arco iris, nunca honesta, ni gentil, ni dichosa ahora, sino siempre sirviéndose de todo don verdadero que se les ofrezca en el presente como de un mero combustible con el que encender el altar del futuro.

De lo que se deduce, pues, en general —si las demás condiciones permanecen constantes—, que es mejor que tu paciente esté lleno de inquietud o de esperanza (no importa mucho cuál de ellas) acerca de esta guerra que el que viva en el presente. Pero la frase «vivir en el presente» es ambigua: puede describir un proceder que, en realidad, está tan pendiente del futuro como la ansiedad misma; tu hombre puede no preocuparse por el futuro no porque le importe el presente, sino porque se ha autoconvencido de que el futuro va a ser agradable, y mientras sea ésta la verdadera causa de su tranquilidad, tal tranquilidad nos será propicia, pues no hará otra cosa que amontonar más decepciones, y por tanto más impaciencia, cuando sus infundadas esperanzas se desvanezcan. Sí, por el contrario, es consciente de que le pueden esperar cosas horribles, y reza para pedir las virtudes necesarias para enfrentarse con tales horrores, y entretanto se ocupa el presente, porque en éste, y sólo en éste, residen todos los deberes, toda la gracia, toda la sabiduría y todo el placer, su estado es enormemente indeseable y debe ser atacado al instante. También aquí ha hecho un buen trabajo nuestra Arma Filológica: prueba a utilizar con él la palabra «complacencia». De todas formas, lo más probable es, claro está, que no esté «viviendo en el presente» por ninguna de estas razones, sino simplemente porque está bien de salud y disfruta con su trabajo. El fenómeno sería entonces puramente natural. En cualquier caso, yo en tu lugar lo destruiría: ningún fenómeno natural está realmente de nuestra parte, y, de todas maneras, ¿por qué habría, de ser feliz la criatura? Tu cariñoso tío,

ESCRUTOPO

Una voz del Opus Dei ante el estreno de «Encontrarás Dragones»


El 25 de marzo se estrena en España (en mayo en los Estados Unidos) la película “Encontrarás Dragones”, en la que san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, se convierte en uno de los personajes principales de un filme ambientado en buena parte durante la guerra civil española.

Después de haber entrevistado al director, Roland Joffé (que ha dirigido películas como “La Misión”, “Los gritos del silencio” o “La ciudad de la alegría”), ZENIT ha querido saber cuál es el parecer del Opus Dei sobre esta producción.

Para ello, hemos entrevistado a Marta Manzi, que trabaja desde 1992 en el Departamento de Comunicación del Opus Dei en Roma, donde se ocupa de las relaciones con medios internacionales.

Madre de siete hijos, es también profesora de “Antropología de la diferencia” en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Atenta a las novedades del séptimo arte, colabora con una productora italiana en el análisis de guiones cinematográficos.

–¿Le ha gustado “Encontrarás Dragones”? ¿Cuál ha sido su primera reacción ante una película que presenta al fundador del Opus Dei entre sus personajes principales?
- He aprendido mucho de la mirada lúcida con que un cineasta que se declara no creyente trata cuestione s relacionadas con la fe cristiana y, de modo más específico, con la vida de San Josemaría y los orígenes del Opus Dei. Joffé expresa de forma artística realidades espirituales profundas.

Desde el punto de vista del cine, pienso que es una película rica en contenidos y emociones. El guión de Roland Joffé habla a todos: a través de las vidas paralelas de Josemaría Escrivá (Charlie Cox) y Manolo Torres (Wes Bentley), captura la atención e interpela sobre asuntos como el amor, la paternidad, la posibilidad de dar un rumbo diverso a tu vida y, sobre todo, un tema que me parece novedoso en la narrativa actual: el perdón. Plantea tantas cuestiones que, una vez acabada la proyección, se mantiene viva en la memoria.

Como persona que trata de comunicar la realidad del Opus Dei, me digo: ahora me toca a mí completar el cuadro, y facilitar un conocimiento directo d el santo real y de su mensaje.

- ¿Hasta qué punto es fiel a la realidad el retrato que hace Roland Joffé sobre San Josemaría?
- El film, en mi opinión, da un rostro convincente a ese sacerdote que yo he visto en sus primeros escritos de juventud, como “Camino” y “Santo Rosario”. Con su aproximación artística, Joffé me ayuda a ver de un modo nuevo el mensaje que procuro vivir desde hace 40 años.

- Entonces, ¿va a colaborar la Obra en la difusión de “Encontrarás Dragones”?
- Sé que los productores la están mostrando a obispos, sacerdotes y líderes de opinión, que aprecian su mensaje sobre la fuerza renovadora del perdón y la imagen que transmite del sacerdocio, y la recomiendan a otros; y también -por supuesto- a personas de la Obra, y a numerosas instituciones sociales y educativas que se inspiran en el mensaje de San Josemaría. A la gran mayoría les ha gustado mucho y la están promoviendo con presentaciones, proyecciones, debates sobre el film y otras iniciativas. Pero quizá haya otros miembros del Opus Dei que se esperaban otra cosa de la película: probablemente, habrá tantas opiniones y actitudes ante el film como personas hay en la Obra.

- Desde su punto de vista, ¿se puede afirmar que la parte referida a San Josemaría es históricamente comprobable?
- La mayoría de hechos narrados sobre San Josemaría corresponden a episodios documentados y por tanto comprobables; al mismo tiempo, es claro que algunas de las situaciones y varios de los personajes con que interactúa son recreaciones del director y guionista.

No es fácil retratar a una persona en dos horas de película, y por eso es necesario tomarse licencias artísticas. Le pongo un ejemplo: el joven Josemaría no acompañó en la muerte al judío Honorio que aparece en el film (Derek Jacobi), pero sí está muy documentado que asistió en la muerte a numerosos enfermos en los hospitales y suburbios de Madrid; además, las palabras que el joven sacerdote dice a Honorio, son muy parecidas a las que dirigió a judíos que encontró en sus viajes de catequesis por países de América: “yo amo mucho a los hebreos – solía decir, por ejemplo – porque amo a Jesucristo con locura, que es hebreo”. Se nota que detrás de cada escena hay abundante trabajo de documentación por parte del director y guionista.

El mismo Joffé ha dicho que ha tratado de reflejar el alma y el ethos de Josemaría, y no tanto la historia cronológica, aunque de hecho la respeta e n sus líneas principales.

- Usted ha conocido personalmente al fundador del Opus Dei: ¿qué recuerdos le ha traído el Josemaría interpretado por Charlie Cox?
- Me impresiona que un actor inglés de 28 años me haga recordar a la persona que conocí a finales de los sesenta. Aparte de rasgos externos, como la mirada o la sonrisa, refleja acertadamente su carácter recio y amistoso. Y su naturalidad: cuando estabas con él, te sentías como un hijo con su padre. Era poco dado a las solemnidades; no lo veías como “el fundador”, sino como un sacerdote que te escuchaba, que bromeaba, hablaba de Dios y era cercano, como también se ve en la película.

En 1970, junto a mi marido, le pedí consejo sobre un dilema personal: dedicarme de lleno a la familia o continuar con la carrera en la universidad. Me contestó sonriendo, en tono de simpática reprimenda: “vosotros, italianos, a veces, queréis que el cura os dé la respuesta a todo, y éste sacerdote no te la va a dar, porque ciertas cuestiones competen sólo a marido y mujer, y a nadie más”. Amaba la libertad, y que cada uno pechara con su propia responsabilidad. Recordé este episodio al ver la respuesta que da, en la película, cuando algunos jóvenes le piden una orientación política, y él se la niega, y les anima a usar el cerebro que Dios les ha dado.

- En la película, San Josemaría ayuda a superar los conflictos y odios del momento, durante la guerra española, cosa que no debió ser fácil, teniendo en cuenta la persecución a que estaban sometidos los sacerdotes y religiosos.
- Creo que el film de Joffé refleja la experiencia de Josemaría Escrivá durante la guerra civi l en España: un profundo dolor por los ataques a sacerdotes, religiosos y cristianos comunes que sufrieron persecución, junto a una conciencia viva de que ni siquiera en esas circunstancias trágicas se podía dar paso al odio o a la venganza.

Tras la experiencia de la guerra, San Josemaría escribió: “No levantes jamás una cruz sólo para recordar que unos han matado a otros. Sería el estandarte del diablo. La Cruz de Cristo es callar, perdonar y rezar por unos y por otros, para que todos alcancen la paz”.

Numerosos son los testimonios escritos de esa época que muestran como su predicación mantuvo siempre una actitud de perdón y de acogida a todas las personas. A los jóvenes que le siguieron en aquellos años no les ofrecía un programa de reformas sociales o políticas. Algunos no entendieron esta actitud y lo dejaron.

- ¿Cuál ha sido la relación del Opus Dei con los realizadores del film? ¿Han colaborado con ellos? ¿Ha habido alguna participación económica de la Prelatura?
- En 2007 y 2008, el director y los productores de esta película vinieron varias veces a Roma, para buscar asesoramiento histórico, hablar con personas que conocieron a San Josemaría, visitar los lugares donde vivió, etc. Desde la oficina de comunicación se les ayudó en todo lo que se pudo, como solemos hacer con quien se toma la molestia de acudir a las fuentes. Desde entonces, les hemos facilitado fotografías, material audiovisual y otros documentos; y hemos procurado responder a todas sus preguntas.

En cuanto a la financiación, los productores han dicho que han reunido a varias empresas televisivas y un fondo de capital riesgo con algo más de cien inversores, entre los que se encuentran algunas personas del Opus Dei, como ellas mismas han contado, y algunos que no son creyentes, como el mismo Joffé. La Prelatura no participa en este tipo de proyectos: las personas de la Obra que han participado en él, actúan a título personal, profesional.

- Hay quien ha interpretado esta película como una respuesta al Código da Vinci. ¿Hay algo de cierto en ello?
- Habría que preguntarlo a Roland Joffé y a los productores. Por parte de la Oficina de comunicación del Opus Dei, el “Código Da Vinci” nos llevó a desarrollar una amplia acción informativa que dimos por cerrada en 2006: tratando de no perder el buen humor, se procuró aclarar la confusión sembrada sobre la Iglesia católica, sobre la persona de Cristo y sobre el Opus Dei.

- ¿Piensa que la película gustará a personas no católi cas o no creyentes?
- Hay mensajes y personas que, precisamente por ser católicas, son universales. Pienso ahora en Juan Pablo II: dentro de poco -en su próxima beatificación- veremos una manifestación impresionante del impacto positivo de los santos en la vida de muchas personas.

En mi opinión una película como ésta puede tocar muchos corazones porque afronta temas que no son propios de creyentes o no creyentes, de izquierdas o derechas: el dolor, el mal, la soledad, el rechazo... son temas que nos afectan a todos.

-¿Qué le aconsejaría a una persona que oye hablar por primera vez de San Josemaría y que desee hacerse una idea real?
- Le aconsejaría en primer lugar el encuentro directo con sus homilías y con sus libros de meditación como “Camino”, “Surco” y “Forja”; a través de ellos muchas personas se han acercado a Jesucristo. Y le animaría a visitar la páginawww.josemariaescriva.info, en la que encontrará muchos recursos. También existe un canal con vídeos:
www.youtube.com/josemariaescriva.

Las ofensas suizas a la Iglesia católica con motivo del carnaval de Basilea 2011


El periódico El Mundo reportaba en una nota del 16 de marzo de 2011 las «bofetadas» que en el carnaval de la ciudad suiza de Basilea se han propinado a la Iglesia católica.

Varios carteles exhibidos en la plaza de la catedral protestante de la ciudad mostraban imágenes hirientes contra el Papa, a propósito del tema de la pederastia. Uno de ellos, por ejemplo «muestra los pies desnudos del Papa bajo una sábana, de la que también sobresalen los de un menor». En otro «aparece el Santo Padre ofreciendo un caramelo a una niña mientras cruza los dedos detrás de la espalda», dice el texto del periódico español.

Las ofensas y vilipendios se extienden al islam y a algunos personajes políticos. Quizá lo que más impresione de esta injusta manipulación del imaginario de algunos suizos es la ofensa contra el Papa pues se le relaciona con actos en los que él nunca participó ni soliviantó. Este acto de intolerancia viene a confirmar lo que el mismo Benedicto XVI manifestó en su discurso ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el pasado lunes 10 de enero de 2011: «Pienso, en primer lugar, en los países que conceden una gran importancia al pluralismo y la tolerancia, pero donde la religión sufre una marginación creciente». Desde luego, esto es presentado como un acto de libertad de expresión. Y justamente éste es el problema

miércoles, 16 de marzo de 2011

Del que ya se conoce como "el aborto por la puerta de atrás argentino"

Después de la legalización del matrimonio homosexual que ha partido a la sociedad argentina en dos –siempre he dicho que estos Kirchner estudiaron en la misma escuela que Zapatero-, viene a ocurrir en el país andino un extraño suceso al que ya se ha dado en llamar “el aborto por la puerta de atrás”, y que constituye una de las maniobras más rastreras nunca utilizadas para colar la legalización de la práctica en una sociedad.
Los precedentes son los siguientes. En la Argentina el aborto está penalizado por el artículo 85 de su Código Penal, pero existen dos supuestos recogidos en el artículo 86 en los que el mismo está despenalizado, a saber:
“1º. Si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios.
2º. Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto”.
El primer supuesto, evitar un peligro para la vida de la madre, al que tan aficionados son los proabortistas –lo utilizan indefectiblemente para introducir en los códigos penales la despenalización, y a ésta como paso previo a la legalización-, ni siquiera es necesario recogerlo, pues la resolución del conflicto en las pocas ocasiones en las que éste se da, no requiere de otra cosa que de la aplicación de las reglas generales del derecho penal (legítima defensa, estado de necesidad) y de los protocolos de la medicina que los médicos conocen perfectamente.
En cuanto al segundo, imaginen Vds. el número de casos a los que puede llegar a afectar... Si en España, con una población similar a la argentina, todos los casos de aborto por violación no llegan a doscientos al año, añadan Vds. la circunstancia de que la violación afecte a una mujer “idiota o demente”, y la cifra argentina difícilmente puede superar el medio centenar de casos anuales.
Pues bien, ahora resulta que en 2007 se emite una “Guía técnica para la atención integral de los abortos no punibles” todo un informe de 65 páginas, con todo el farragoso lenguaje al uso (edulcoradas referencias a los derechos femeninos, citas a las mismas convenciones internacionales de siempre) destinada a regir las conductas y protocolos relativos al aborto en los hospitales nacionales. La misma, apenas firmada por un subsecretario (Guillermo González Prieto) y por una coordinadora (Paula Ferro), es publicada en la página web del ministerio y, sobre todo, numerada (con el número 1184/2010), un trámite que no puede producirse sin la firma del ministro, el cual, Ginés González García cuando se elaboró la Guía, ni ninguno de sus sucesores... ¡la ha firmado jamás! A pesar de lo cual, y según el actual ministro, Juan Manzur, en buena teoría y en cuanto publicada y numerada, la Guía está vigente. Tanto así, que hasta ha sido presentado por el Consejo nacional de mujeres argentino ante el Alto comisionado de Naciones Unidas para derechos humanos, según puede leer cualquiera en la página web del citado organismo.
Pues bien, la guía en cuestión, que, como se ve, ha prescindido de todo el farragoso trámite parlamentario que debería afectar a las leyes que versan sobre derechos humanos, y aún de otras formalidades que seguramente para su impulsores sólo sirven “para complicar las cosas”, permite proceder al aborto a cualquier mujer que haya sido violada, aun cuando no concurra la circunstancia de demencia de la que habla el artículo 86 del Código Penal. Y no sólo eso, sino bajo la única, ojo, la única condición de realizar una declaración jurada:
Cuando el embarazo se hubiere producido como consecuencia de una violacion, se debe solicitar constancia de la denuncia de la violación, si se hubiera interpuesto, o en su caso declaracion jurada de la mujer*(pag. 34).
Por si la cosa no hubiera quedado suficientemente clara, aún se insiste unos renglones más adelante:
Las/los profesionales de la salud no pueden requerir ningun otro tipo de documentación adicional a la declaracion jurada o constancia de denuncia mencionada*”(pag. 34).
Imagínense Vds. el coladero en el que la Guía convierte la en principio estricta legislación del Código Penal argentino.
Por si esto fuera poco, aún se hace la siguiente advertencia:
Es esencial que los proveedores de los servicios garanticen claramente la confidencialidad, asegurándoles a las adolescentes que no compartiran la informacion de la consulta con nadie*” (pág. 33)
Lo que a similitud de lo que en España introduce la Ley Aído –orgullosa puede sentirse la joven ministra en ligar su apellido a semejante legado- permite a las menores de edad abortar sin que ni siquiera hayan de ser informados sus padres.
El asunto ha producido en la Argentina el estupor que cabe imaginar, con el consiguiente enfado de la Presidente de la nación y de la oposición parlamentaria. Desde luego, pone de manifiesto no sólo los sinuosos derroteros que el proabortismo está dispuesto a recorrer para la consecución de sus objetivos, algo que ya conocíamos. Pero en este caso, además, destapa un escándalo de dimensiones monumentales, que va más allá de la cuestión de fondo y pone en tela de juicio todo el procedimiento legislativo y hasta constitucional en un país como la Argentina. Por otro lado, tan parecido al nuestro... y al decir de muchos, cada vez más.
Lamentable de verdad. Uno se queda sin palabras.
* He transcrito la versión tal cual se recoge en la red. Las palabras subrayadas están escritas tal cual se ve, sin ni siquiera los acentos correspondientes. Total, "cuando de una buena causa se trata, -me dirán sus promotores-... ¡quién necesita acentos!".

Una de cada cuatro muertes en Holanda es por eutanasia

Se llama en bioética “pendiente resbaladiza” a aquélla en la que se deslizan las sociedades cuando al legislar sobre un determinado tema con la intención de resolver un determinado caso que se considera extremo y lacerante, lo que se consigue con la ley, más allá de que se resuelva o no el caso en cuestión, es la generación de una conducta masiva y nociva que escapa al control del legislador (aunque, añado yo, siempre nos quedará la duda de si era lo que efectivamente buscaba el legislador).
He acudido ayer a la primera sesión de las I Jornadas científicas de Derecho a Vivir: Nuevos enfoques sobre aborto y eutanasia, con un programa extraordinario tratado por los mejores especialistas del tema: una verdadera gozada.
Pues bien, a lo que íbamos. Me llamó mucho la atención la tercera ponencia de ayer, la titulada “La eutanasia en Holanda. La teoría de la pendiente resbaladiza”, impartida por el doctor en medicina y cirugía Javier Vega Gutiérrez. El Dr. Vega analiza la evolución de la ley de la eutanasia en un país, Holanda, donde lleva practicándose tres décadas ya, con el resultado, según expuso, de que “los gobernantes no han conseguido controlar la práctica de la eutanasia y son incapaces de verificar que se cumplen las medidas de seguridad. Además, la mayoría de los médicos no declaran las que practican. Por otro lado, los tribunales no muestran interés por conseguir que se cumpla la ley, pues es ínfimo el número de procesos que ha habido y se acaba absolviendo siempre a los infractores”.
Presentó el Dr. Vega algunos de los informes anuales que, a su vez, realiza el Gobierno holandés, para proceder a su comparación y en definitiva, para demostrar la peligrosísima pendiente resbaladiza en la que la legislación holandesa ha hecho incurrir a los casos de muerte por eutanasia, los cuales arrojan estos espeluznantes resultados:
Tipo legal
1990
1995
2001
Eutanasia activa voluntaria
2.300
3.200
3.700
Suicidio médicamente asistido
400
400
300
Terminación de la vida sin petición
1.000
900
1.000
No tratamiento con intención de acortar la vida
6.900
11.200
18.200
Alivio de dolor con acortamiento de la vida(*)
4.800
3.900
2.800
Sedación terminal
No consta
No consta
8.400
Eutanasia neonatal
No consta
95
100
Total distintos supuestos eutanásicos
15.400
19.695
34.500
Total fallecimientos en el año
128.824
135.675
140.377
(*) De los cuales, sin conocimiento del paciente, 2.200 en 1990, y 1.200 en 1995, sin datos para 2001.
% eutanasia sobre total de muertes
11,95%
14,52%
24,58%
Si los datos de 1990, como se ve, presentan ya un nada tranquilizador 11,95% de muertes producidas en Holanda por alguno de los tipos incluidos dentro del concepto de eutanasia, una década después, con la ley de eutanaria ya en vigor, ese 11,95% es ya un 24,58%, es decir, una de cada cuatro muertes de las que se producen en el país. Algo muy similar a lo ocurrido en España con la Ley de aborto de 1985, que pasó de los 441 casos del año 1986, a los 26.000 tres años después, y a los 115.000 de poco más de dos décadas más tarde.
Esto es, en definitiva, lo que ocurre cuando se juega con fuego. Ahora, traten Vds. de pensar la confianza con la que entra en un hospital holandés, un paciente que lo hace con una enfermedad de cierto alcance. ¿Se dejarían tratar Vds. si, Dios no lo quiera, sufrieran en el apacible y bucólico país de los tulipanes, un accidente cardiovascular, pongo por caso?