martes, 15 de marzo de 2011

CARTAS DEL DIABLO A SU SOBRINO (Lewis) XIV

XIV

Mi querido Orugario:

Lo más alarmante de tu último informe sobre el paciente es que no está tomando ninguna de aquellas confiadas resoluciones que señalaron su conversión original. Ya no hay espléndidas promesas de perpetua virtud, deduzco; ¡ni siquiera la expectativa de una concesión de la «gracia» para toda la vida, sino sólo una esperanza de que se le dé el alimento diario y horario para enfrentarse con las diarias y horarias tentaciones! Esto es muy malo.

Sólo veo una cosa que hacer, por el momento. Tu paciente se ha hecho humilde: ¿le has llamado la atención sobre este hecho? Todas las virtudes son menos formidables para nosotros una vez que el hombre es consciente de que las tiene, pero esto es particularmente cierto de la humildad. Cógele en el momento en que sea realmente pobre de espíritu, y métele de contrabando en la cabeza la gratificadora reflexión: «¡Caramba, estoy siendo humilde!», y casi inmediatamente el orgullo —orgullo de su humildad— aparecerá. Si se percata de este peligro y trata de ahogar esta nueva forma de orgullo, hazle sentirse orgulloso de su intento, y así tantas veces como te plazca. Pero no intentes esto durante demasiado tiempo, no vayas a despertar su sentido del humor y de las proporciones, en cuyo caso simplemente se reirá de ti y se irá a la cama.

Pero hay otras formas aprovechables de fijar su atención en la virtud de la humildad. Con esta virtud, como con todas las demás, nuestro Enemigo quiere apartar la atención del hombre de sí mismo y dirigirla hacia El, y hacia los vecinos del hombre. Todo el abatimiento y el autoodio están diseñados, a la larga, sólo para este fin; a menos que alcancen este fin, nos hacen poco daño, e incluso pueden beneficiarnos si mantienen al hombre preocupado consigo mismo; sobre todo, su autodesprecio puede convertirse en el punto de partida del desprecio a los demás y, por tanto, del pesimismo, del cinismo y de la crueldad.

En consecuencia, debes ocultarle al paciente la verdadera finalidad de la humildad. Déjale pensar que es, no olvido de sí mismo, sino una especie de opinión (de hecho, una mala opinión) acerca de sus propios talentos y carácter. Algún talento, supongo, tendrá realmente. Fija en su mente la idea de que la humildad consiste en tratar de creer que esos talentos son menos valiosos de lo que él cree que son. Sin duda son de hecho menos valiosos de lo que él cree, pero no es ésa la cuestión. Lo mejor es hacerle valorar una opinión por alguna cualidad diferente de la verdad, introduciendo así un elemento de deshonestidad y simulación en el corazón de lo que, de otro modo, amenaza con convertirse en una virtud. Por este método, a miles de humanos se les ha hecho pensar que la humildad significa mujeres bonitas tratando de creer que son feas y hombres inteligentes tratando de creer que son tontos. Y puesto que lo que están tratando de creer puede ser, en algunos casos, manifiestamente absurdo, no pueden conseguir creerlo, y tenemos la ocasión de mantener su mente dando continua-mente vueltas alrededor de sí mismos, en un esfuerzo por lograr lo imposible. Para anticiparnos a la estrategia del Enemigo, debemos considerar sus propósitos. El Enemigo quiere conducir al hombre a un estado de ánimo en el que podría diseñar la mejor catedral del mundo, y saber que es la mejor, y alegrarse de ello, sin estar más (o menos) o de otra manera contento de haberlo hecho él que si lo hubiese hecho otro. El Enemigo quiere, finalmente, que esté tan libre de cualquier prejuicio a su propio favor que pueda alegrarse de sus propios talentos tan franca y agradecidamente como de los talentos de su prójimo... o de un amanecer, un elefante, o una catarata. Quiere que cada hombre, a la larga, sea capaz de reconocer a todas las criaturas (incluso a sí mismo) como cosas gloriosas y excelentes. El quiere matar su amor propio animal tan pronto como sea posible; pero Su política a largo plazo es, me temo, devolverles una nueva especie de amor propio: una caridad y gratitud a todos los seres, incluidos ellos mismos; cuando hayan aprendido realmente a amar a sus prójimos como a sí mismos, les será permitido amarse a sí mismos como a sus prójimos. Porque nunca debemos olvidar el que es el rasgo más repelente e inexplicable de nuestro Enemigo: Él realmente ama a los bípedos sin pelo que El ha creado, y siempre les devuelve con Su mano derecha lo que les ha quitado con la izquierda. Todo su esfuerzo, en consecuencia, tenderá a apartar totalmente del pensamiento del hombre el tema de su propio valor. Preferiría que el hombre se considerase un gran arquitecto o un gran poeta y luego se olvidase de ello a que dedicase mucho tiempo y esfuerzo a tratar de considerarse uno malo. Tus esfuerzos por inculcar al paciente o vanagloria o falsa modestia serán combatidos consecuentemente por parte del Enemigo, con el obvio recordatorio de que al hombre no se le suele pedir que tenga opinión alguna de sus propios talentos, ya que muy bien puede seguir mejorándolos cuanto pueda sin decidir su preciso lugar en el templo de la Fama. Debes tratar, a cualquier costo, de excluir este recordatorio de la conciencia del paciente. El Enemigo tratará también de hacer real en la mente del paciente una doctrina que todos ellos profesan, pero que les resulta difícil introducir en sus sentimientos: la doctrina de que ellos no se crearon a sí mismos, de que sus talentos les fueron dados, y de que también podrían sentirse orgullosos del color de su pelo. Pero siempre, y por todos los medios, el propósito del Enemigo será apartar el pensamiento del paciente de tales cuestiones, y el tuyo consistirá en fijarlo en ellas. Ni siquiera quiere el Enemigo que piense demasiado en sus pecados: una vez que está arrepentido, cuanto antes vuelva el hombre su atención hacia fuera, más complacido se siente el Enemigo. Tu cariñoso tío,

ESCRUTOPO

Un grupo pro-vida católico rescata al bebé canadiense que había sido condenado a morir

La organización católica Priests for Life (Sacerdotes por la Vida) logró que el bebé Joseph Maraachli, que padece una enfermedad neurodegenerativa, fuera trasladado desde la clínica canadiense -donde enfrentaba una muerte inminente debido a una orden judicial- a un hospital católico en St. Louis (EEUU) donde revisarán su caso y le darán la asistencia que necesita.

El padre Frank Pavone, director nacional de Priests for Life, llegó a Ontario, Canadá, el domingo 13 de marzo para agilizar la salida del pequeño Joseph, dos semanas después de que una orden judicial ordenara que el niño muera por asfixia e instruyera a los médicos canadienses a retirarle el tubo de respiración que lo asiste.

El sacerdote explicó a la prensa que el bebé necesitaba "estar en un hospital que aprecie la vida" y su salida de Canadá "se convirtió realmente en una carrera contra el tiempo" debido a problemas burocráticos.

Joseph, de casi 14 meses de edad, viajó acompañado por su padre Moe Maraachli, desde Ontario hasta el Hospital Infantil Cardinal Glennon de St. Louis, Missouri, en un avión ambulancia especialmente equipado y proporcionado por Caritas Kalitta con sede en Michigan.

"Si existe la posibilidad de que este niño pueda vivir, tenemos que explorar todas las opciones", dijo el Padre Pavone y aseguró que el viaje de Joseph se concretó gracias al apoyo de decenas de personas.

Los padres de Joseph pidieron a los médicos de Ontario que practiquen una traqueotomía al bebé para llevárselo a casa y darle la oportunidad de luchar por su vida en lugar de que tuviera una muerte violenta.

Los Maraachli tuvieron una hija hace ocho años que presentó la misma enfermedad pero a ella sí le practicaron una traqueotomía y murió en su casa.

Ola de «cristianofobia» en las universidades españolas

Estudiantes laicistas exhibieron una pancarta con la que pretendían provocar a los asistentes a la misa Los estudiantes laicistas de la Universidad de Barcelona (UB) vuelven a la carga tras cuatro semanas de relativa tranquilidad en las que el rectorado ha intentado serenar los ánimos de los anti-capilla. Desde el pasado miércoles 9 de febrero, día en que se retomaron las misas en la capilla de Económicas tras instalar una puerta de seguridad en el acceso, la liturgia se había celebrado sin altercados.

La llama anticatólica vuelve a prender en un momento de máxima sensibilidad en el que los boicoteadores han reclamado a la universidad un referendo vinculante sobre la cuestión. ¿Qué ha ocurrido para que los estudiantes "progresistas" descarten el diálogo? Ni la comunidad católica ni la propia universidad tienen la respuesta. Profesores y alumnos pro capilla mantuvieron hace unos días una reunión con el rectorado en la que, según afirmaron ayer a ABC algunos profesores, "se nos dio a entender que habían hecho entrar en razón a los progresistas" y les "habían convencido para que lucharan por sus convicciones por la vía del diálogo". Sin embargo, los hechos de ayer evidencian que los alborotadores prefieren el enfrentamiento.

Faltaban pocos minutos para que empezara la misa y un grupo de estudiantes católicos estaban en la capilla ultimando una campaña solidaria de recogida de alimentos cuando unos compañeros suyos que esperaban en la puerta les advirtieron de que "estaba a punto de estallar de nuevo el conflicto". Un grupo de alumnos anti-capilla llegaron con una gran pancarta en la que podía leerse "No pasarás sin carné de cristiano" y en la que podía verse a un Dios con el brazo elevado en actitud hitleriana y el otro sosteniendo una cruz.

Los fieles que estaban dentro de la capilla decidieron cerrar la puerta de seguridad para evitar que entraran los boicoteadores, lo que hizo que muchos que esperaban participar en la misa se quedaran fuera. El incidente no fue a más y los manifestantes abandonaron el acceso a la capilla antes de que acabara la misa. Profesores y alumnos católicos temen que mañana miércoles, día que se celebra la misa central, haya nuevas acciones.

La campaña laicista de la UB ha sido replicada en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). El pasado viernes, unos 70 estudiantes irrumpieron en la capilla del campus de Somosaguas e impidieron la celebración de la liturgia. Algunas de las manifestantes se desnudaron en el altar e "hicieron alarde de su tendencia homosexual".