El sacerdocio no es una profesión que llevar a cabo sólo una parte del día, sino una vocación full-time y perenne.
Así lo subrayó el Papa Benedicto XVI este jueves por la mañana durante el tradicional encuentro con los sacerdotes de la diócesis de Roma al comienzo de la Cuaresma, celebrado en el Aula de la Bendición.
“Cura no se es a tiempo parcial; se es siempre, con toda el alma, con todo nuestro corazón”, afirmó, según recoge Radio Vaticano.
Este ser con Cristo y ser embajadores de Cristo, este ser para los demás es una misión que penetra nuestro ser y que debe penetrar en la totalidad de nuestro ser”, añadió.
Fidelidad y servicio
El Pontífice expuso una profunda lectio divinainspirada en el capítulo 20 de los Hechos de los Apóstoles, en los que san Pablo habla a los ancianos de Éfeso, y se concentró sobre el sentido del servicio y de la fidelidad que debe animar al presbítero.
El servicio, indicó, requiere una humildad que no es una exhibición de “falsa modestia”, sino amor por la voluntad de Dios, que hay que anunciar sin “crear la idea de que el cristianismo sea un inmenso paquete de cosas que aprender”.
El sacerdote, de hecho, “no predica un cristianismo à la carte, según sus propios gustos, predicando un Evangelio según sus propias ideas preferidas, según sus propias ideas teológicas”.
“No deja de anunciar toda, toda la voluntad de Dios , también la voluntad incómoda, también los temas que personalmente no me gustan tanto”.
Conversión y vida espiritual
En la Cuaresma que acaba de comenzar, el Papa habló también de conversión, entendida sobre todo como cambio de pensamiento y de corazón, concentrándose no en las cosas del mundo por como se presentan, sino en la presencia de Dios en el mundo mismo.
“No perdamos el celo, la alegría de ser llamados por el Señor”, exhortó.
“Dejémonos renovar nuestra juventud espiritual”, añadió, pidiendo conservar “la alegría de poder ir con Cristo hasta el final, de ´llevar a término a carrera’ siempre en el entusiasmo de ser llamados por Cristo para este gran servicio”.
Igualmente, exhortó a estar “atentos también a nuestra vida espiritual, a nuestro ser con Cristo”.
“Rezar y meditar la Palabra de Dios no es tiempo perdido para el cuidado de las almas – precisó – sino que es la condición para que podamos estar realmente en contacto con el Señor y así hablar de primera mano del Señor a los demás”.
A pesar de las dificultades que la Iglesia afrontar, prosiguió, no hay que perder la esperanza.
“La verdad es más fuerte que la mentira, el amor es más fuerte que el odio, Dios es más fuerte que todas las fuerzas adversas... a Dios”. “Es con esta alegría, con esta certeza interior, como emprendemos nuestro camino (…) en los consuelos de Dios y en las persecuciones del mundo”.
Disponibilidad
En su saludo al Papa, el cardenal Agostino Vallini, vicario general para la diócesis de Roma, recordó el 60° aniversario del sacerdocio del Pontífice, qu e se celebrará el 19 de junio próximo.
El purpurado subrayó que las cualidades sacerdotales de Benedicto XVI más apreciadas por el clero son “la fidelidad, humilde y gozosa, sin fisuras, al Señor Jesús; la disponibilidad total a servir a la Iglesia donde la Providencia le ha llamado, hasta el peso formidable del supremo Pontificado; el amor a la Palabra de Dios y a la Liturgia y la alegría de vivir el tiempo según el ritmo del Año Litúrgico; el ejercicio de la inteligencia y la pasión por la búsqueda de la verdad que proponer y defender sin compromisos; la dulzura del trato y la magnanimidad del corazón; la serenidad del alma enteramente entregada a Cristo”.
Con ocasión de la audiencia, el Papa se encontró también con el sacerdote paquistaní Shahzad Niamat, en representación de los sacerdotes, religiosos y seminaristas de Paquist&a acute;n presentes en Roma.
“Hemos explicado al Papa la situación de los cristianos en Paquistán, donde dar testimonio de la fe puede acarrear a veces la muerte”, dijo el presbítero a la agencia vaticana Fides. “El Santo Padre se ha mostrado muy preocupado, nos ha expresado su solidaridad, su apoyo y nos ha asegurado sus oraciones”.
“Hemos agradecido también al Papa sus palabras y sus recientes llamamientos dedicados al ministro Shahbaz Bhatti, por Asia Bibi, por la ley sobre la blasfemia”, añadió, subrayando que el Pontífice “ha comunicado la esperanza de que las cosas puedan cambiar y de que en Paquistán pueda haber un pleno respeto de la dignidad humana y de la libertad religiosa”.
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